En el cambiante mundo del bienestar, el ciclo de semillas ha cobrado protagonismo recientemente. Algunos lo han aclamado como una herramienta natural para equilibrar las hormonas, aliviar el síndrome premenstrual y favorecer la fertilidad. Pero ¿es realmente un avance en superalimentos o simplemente otra tendencia que se beneficia de la falta de diversidad dietética en la vida moderna?¿Qué es el ciclo de semillas?El ciclo de semillas implica la rotación de semillas específicas: lino y calabaza en la primera mitad del ciclo menstrual (fase folicular), y girasol y sésamo en la segunda mitad (fase lútea). El concepto se basa en la idea de que ciertos nutrientes favorecen los niveles de estrógeno y progesterona durante las diferentes fases del ciclo.
Si bien la evidencia clínica directa sobre el ciclo de semillas como protocolo aún está en desarrollo, cada semilla individualmente es innegablemente una fuente inagotable de nutrientes. Las semillas de lino contienen lignanos, que pueden favorecer el metabolismo de los estrógenos. Las semillas de calabaza son ricas en zinc, esencial para la salud reproductiva. Las semillas de girasol aportan vitamina E, y las semillas de sésamo aportan calcio y grasas saludables, ambas esenciales para la función hormonal.
Una mirada más profunda: ¿Por qué funciona?Para muchos, tendencias como el ciclo de semillas «funcionan» simplemente porque reintroducen variedad nutricional en dietas que se han vuelto repetitivas y excesivamente procesadas. El poder reside en la diversidad, no en el dogma.
Históricamente, nuestras abuelas no necesitaban un nombre como «ciclado de semillas». Secaban al sol y almacenaban semillas de melones, calabazas y calabacines, pelándolas y conservándolas como parte de comidas caseras de temporada. Estas prácticas no se presentaban como bienestar; eran intuitivas, sostenibles y culturalmente arraigadas. Lamentablemente, esta relación consciente con la comida se está desvaneciendo.
¿Una tendencia o un recordatorio?Recomendamos no considerar el ciclo de semillas como una solución mágica. Más bien, considérelo un recordatorio para incorporar más alimentos integrales, ricos en nutrientes y diversos a su rutina diaria. Y esto va más allá de las semillas. Las legumbres también suelen faltar en las comidas modernas, a pesar de ser ricas en fibra, hierro y proteínas vegetales. Imaginen si el «ciclo de legumbres» se convirtiera en la próxima tendencia viral: simplemente sería un llamado a reconectar con los alimentos que nuestros antepasados comían a diario.