Comer sano es fundamental para una buena salud, pero cómo comes es tan importante como lo que comes. Cada comida es una oportunidad para nutrir tu cuerpo, y tomarte tu tiempo al comer puede tener un impacto significativo en la digestión y la salud intestinal. En este sentido, Karan Rajan, médico y autor, compartió una reveladora publicación en Instagram sobre los beneficios de comer despacio. En el video, una mujer demuestra cómo el estómago reacciona de manera diferente cuando se consume la comida «lentamente» que cuando se come «demasiado rápido».

Karan Ranjan afirmó: «La velocidad con la que comes tiene un impacto significativo en tu salud intestinal general. Cuando comes demasiado rápido, puedes anular múltiples mecanismos fisiológicos diseñados para optimizar la digestión».

Cómo masticar ayuda a mejorar la salud intestinal:

Al hablar sobre la importancia de masticar, el médico añadió: «La digestión comienza en la boca, donde la enzima empieza a descomponer los carbohidratos. Por lo tanto, si se come a toda velocidad y no se mastica correctamente, puede llegar al intestino en trozos más grandes y las bacterias intestinales retienen más carbohidratos sin digerir, lo que provoca una producción excesiva de gases». Por lo tanto, cuanto más se mastica, mejor es la acción enzimática y la absorción de nutrientes, afirmó.

Si inhalas la comida sin masticarla lo suficiente, puedes saturar el esfínter esofágico inferior, explicó Karan Ranjan. El esfínter esofágico es la válvula que impide que el ácido estomacal regrese al esófago.
Comer rápido implica un mayor riesgo de reflujo ácido y acidez estomacal. Comer demasiado rápido también puede provocar un reflejo gastrocólico exagerado. Esto puede provocar una mayor urgencia de vomitar o diarrea, especialmente si se padece síndrome del intestino irritable (SII), añadió Karan Rajan.
Las comidas más pequeñas y lentas ayudan a evitar el malestar estomacal al regular el reflejo gastrocólico.

Karan Ranjan afirmó: «También debemos reconocer que la digestión no es inmediata. El cuerpo tarda en secretar fluidos digestivos esenciales, como la bilis y las enzimas. Si los alimentos se consumen demasiado rápido, el cuerpo no tiene tiempo suficiente para liberarlos, lo que provoca una digestión incompleta y una mala absorción de nutrientes».

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